martes, 30 de junio de 2009

ULTIMOS DIAS COLONIALES EN EL PARAGUAY - El Real Colegio Seminario de San Carlos.

Era Gobernador D. Agustín Fernando de Pinedo y Obispo e1ecto, que aún no había llegado a su sede y que moriría antes de de poder hacerlo, Fray Juan José de Priego y Caro, cuando éste dirigió al Rey una petición de que se erigiera un Seminario en Asunción y al cabo de un siglo y medio de gestiones y esfuerzos infructuosos, se vio colmado el viejo anhelo paraguayo.
Por Real Cédula del 23 de agosto d 1776, complementado por otras del 28 de febrero de 1779 y del 28 de febrero de 1780, que lo dotaban de recursos, quedó erigido el Real Colegio Seminario de San Carlos.
El 12 de abril de 1783, con la presencia del Gobernador Melo, de Portugal y del Rector, Dr. Gabino Echeverría Gallo, burgalés, doctorado en Hirache, se procedió a la inauguración solemne de los cursos. Por no haberse presentado opositores a las cátedras, “se hizo preciso entregar la enseñanza a los dos párrocos de la misma ciudad”, de este modo, el Dr. Dionisio de Otazú Rector de la Catedral, tomó a su cargo una de las dos de Teología, y el Dr. Juan Antonio Zavala, titular de San Blas, la de Artes. Otro catedrático de Teología era el Dr. Alonso Báez.
Para el mes de julio, había ocho colegiales y algunos manteístas, que seguían únicamente los cursos del Dr. Zavala, pues su preparación no los habilitaba todavía para los estudios teológicos. La apertura de la cátedra de Cánones, también establecida, quedaba “para cuando las rentas alcancen para su dotación. El Rector Echeverría decía, pocos años más tarde, haber explicado Teología Moral. Disciplina Eclesiástica y Sagrada Ceremonia, cuatro días a la semana, cediendo sus haberes a la institución.
Al Seminario, en su fundación, se lo dotó con los bienes de los jesuitas expulsados, los cueles incluían la espléndida estancia de Paraguari y otros establecimientos campestres. Tales recursos se acrecentaron en 1976 con el 3% de los sínodos de las doctrinas de indios.
No siempre, sin embargo, se le hizo tan llano el camino a dicha casa de estudios: el Dr. José Baltasar de Casajús, que había sucedido a Echeverría en el Rectorado, denunciaba intrusiones perniciosas en los campos de Paraguari y la inasistencia deliberada de los catedráticos. El Cabildo Eclesiástico, por su parte, reprobaba los excesivos gastos en que, en materia de teatro y refrescos, se incurría en los actos públicos anuales.
El Real Colegio de Seminario de San Carlos prolongó su vida hasta 1823, año en que fue definitivamente clausurado por uno de los antiguos catedráticos, el dictador Francia. En este lapso fue de extrema utilidad para el desarrollo cultural del paraguay, los sacerdotes más ilustrados del clero criollo y mucho de los gestores y ejecutores de la Independencia Nacional concurrieron a sus aulas, que abrían a la juventud paraguaya de su tiempo posibilidades de superación hasta entonces vedadas.

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