martes, 30 de junio de 2009

El Paraguay Post-comunero.

La derrota de los comuneros coincide con el final de un largo proceso histórico y se suma a otros factores, externos, para determinarlo. La clase directiva criolla deja de constituir factor determinante del acaecer político de la provincia. La corona ha hecho sentir el peso de su poder, y la mayor eficacia y capacidad de acción de las autoridades americanas de este tiempo torna imposible la reanudación de la insurgencia.
Los gobiernos del período borbónico, como hemos señalado antes, son más ordenados y se muestran efectivos en el cumplimiento de sus fines. Una cadena de fuertes se extiende por el litoral, impidiendo el paso de los incursores chaqueños. Don Rafael de la Moneda cierra a los mbayá el acceso a la Cordillera, merced a lo cual numerosa población agrícola se agrupa en torno de las “capillas” que se establecen.
La Villeta de San Felipe Borbón del Guarnipitán, en 1714, y la Villa de San Isidro Labrador de Curuguaty, en 1715, eran anteriores a la Revolución Comunera. Con posterioridad a la misma, se asienta en la Emboscada un pueblo de negros y mulatos libres, y más tarde, la Villa Real de la Concepción (1773) y la Villa del Pilar del Ñeembucú (1779), así corno también las poblaciones de Nuestra Señora del Rosario del Cuarepotí (1783), de San Pedro Apóstol del Ycuá-Mandiyú (1784) y de Remolinos, se constituyen en centro de vida civilizada sobre las márgenes del río Paraguay.
Los portugueses son expulsados de Igatimí, se pueblan los yerbales y el fuerte de San Carlos custodia el Apa en tanto que el fuerte de Borbón guarnece el extremo septentrional contra incursiones de infieles y de portugueses. Fulgencio de Yegros y Ledesma explora el Chaco y, años más tarde, el coronel Espínola y Peña, en similar aventura, llega a Salta en la búsqueda de una nueva vía de comunicación que sirva para romper el aislamiento provincial.
Desde el gobierno de Sanjust, el cultivo del tabaco recibe impulso y funciona el Real Estanco. La ganadería adquiere importancia en torno de las villas de reciente fundación y en las tierras que los jesuitas abandonan al ser expulsados. La explotación de maderas y otras actividades extractivas y productivas tienden a liberar al Paraguay de su exclusiva dependencia de la exportación de la yerba-mate. Corre la moneda metálica, hasta entonces casi desconocida.
Por el mismo tiempo, se va extinguiendo la encomienda, se generaliza el trabajo asalariado de criollos y mestizos, e incorporan a la vida paraguaya numerosas familias guaraníes de la antiguas reducciones jesuíticas y algo que no acontecía desde la época de la conquista se reanuda la inmigración europea.
La instauración del régimen de las Intendencias va acompañada de perceptibles cambios administrativos. La defensa provincial es reestructurada y el servicio militar se torna más fácil. Cambia la integración de los Cabildos y comienza a funcionar el correo, Reorganizada la Hacienda indiana, se perfeccionan los métodos de recaudación de gravámenes y no es ya posible eludir su pago.
Aumenta el número de funcionarios rentados, generalmente de procedencia foránea, que se suman a la clase mercantil acaudalada, también peninsular, y tiende a privar a los criollos del poder político y económico, generando un antagonismo que ha de hacerse sentir en los días de la Independencia.
De los gobernadores que ejercen el mando en los tres cuartos d siglo que corren de la derrota final del “Común” a los sucesos de 1811, merecen especial mención Rafael de la Moneda, Jaime Sanjust, Agustín Fernando de Pinedo, promovido a Presidente de la Audiencia de Charcas, y Pedro Melo de Portugal y Villena, más tarde Virrey del Río de la Plata.

BIBLIOGRAFIA.
  • Manuel Domínguez, “Conferencia sobre la Historia de la Instrucción Pública”.
  • Efraim Cardozo, “Historiografía Paraguaya”.
  • Rafael Eladio Velásquez, “Breve Historia de la Cultura en el Paraguay”.

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